“Formar hombres para
la sociedad”; un encargo social del profesor asesor en el contexto
de la municipalización de la educación universitaria venezolana
Autoras:
Lic. Marlenis Teresa Caro Beltrán*
Dr.
C. María Antonia Rodríguez del Castillo**
Recibido:
septiembre, 2010 Aprobado: diciembre, 2010
RESUMEN
Para la concreción del
redimensionamiento del papel del docente que reclama el proyecto
social bolivariano, se hace necesario asumir el compromiso de
preparar y modelar el desempeño de los docentes en el marco de
competencias en materia pedagógica, curricular, científica,
humanística e investigativa, entre otros importantes aspectos, sobre
todo si se tienen en cuenta las tendencias que toman en consideración
el carácter de trabajo colectivo que debe regir la formación del
profesor universitario. En la educación universitaria municipalizada
se agregan otros elementos condicionantes de la actuación eficiente
de estos docentes, por lo que en el trabajo que se presenta se
reflexiona sobre algunas aristas comprometidas con las peculiaridades
en que transcurre el aprendizaje del profesor asesor en este
escenario.
Palabras claves:
Aprendizaje, Profesor asesor, Educación universitaria
municipalizada, Instrucción, Educación, Trabajo metodológico.
Asiento bibliográfico
(Norma Vancouver): Caro MT, Rodríguez MA. Formar hombres para la
sociedad; un encargo social del profesor asesor en el contexto de la
municipalización de la educación universitaria venezolana. Órbita
científica [seriada en línea] 2011 nov-ene;17(60) Disponible en
URL:http://www.ucpejv.rimed.cu Consultado día, mes, año.
INTRODUCCIÓN
Importantes cambios que
conllevan al necesario redimensionamiento del papel de las
instituciones educativas en la formación de los ciudadanos que
demanda la sociedad se están generando actualmente en la República
Bolivariana de Venezuela.
Hoy la tecnología, el
desarrollo informativo y comunicacional, son patrones de acción que
determinan la gestión de las organizaciones y del nuevo proyecto
social que se construye. En razón de ello, la educación se
constituye en un espacio necesario para la formación individual y
colectiva de los ciudadanos en función de responder de manera
efectiva a la demanda social actual.
Es por ello de suma
importancia el reconocimiento de la labor docente en la concreción
cierta de los fines actuales del sistema educativo venezolano, que en
el contexto universitario exige un profesional con características
diferentes y transformadoras.
El proceso histórico de
preparación, formación y superación del docente para la conducción
del proceso docente educativo ha estado regido por una concepción
elitesca, academicista y donde han primado los intereses
individualistas. El interés por los incentivos salariales y los
ascensos, entre otros aspectos, ha desviado la atención hacia la
verdadera necesidad de este proceso: el perfeccionamiento del
desempeño profesional de los docentes en los diversos subsistemas de
la educación venezolana.
La educación es hoy más
que nunca una vía fundamental para la transformación de la sociedad
actual. La ciencia, la tecnología y el desarrollo sociocultural
demandan la formación de un nuevo ciudadano, flexible, dinámico,
competitivo y productivo; pero sobre todo, sensible y humanista, es
decir, un ciudadano integral.
La formación requerida
está vinculada a la necesidad de asimilación por parte del
ciudadano de la realidad de su entorno para promover su
transformación. El hombre vive inmerso en la actualidad en dos
escenarios transcendentales: por un lado, un proceso globalizador que
impone pautas y patrones de consumo y desarrollo avasallantes. La
explotación indiscriminada de los recursos y del hombre con el
objetivo de alcanzar niveles de enriquecimiento particulares son
elementos constitutivos de un estilo de vida donde el egoísmo y el
individualismo se erigen como pilares esenciales.
Por otro lado, se
desarrolla en el mundo un movimiento reflexivo de tendencia
humanista, sensible ante la realidad actual y dispuesto al debate y a
la acción para promover los cambios sociales, económicos,
políticos, culturales, científicos, tecnológicos y
comunicacionales que contribuyan a elevar la calidad de vida en
colectivo para alcanzar un equilibrio social justo para el hombre y
el planeta.
A lo largo de la historia
venezolana han sido múltiples y significativos los debates
reflexivos sobre la visión del deber ser de la educación; vale
destacar en este ámbito al gran visionario Simón Rodríguez y a sus
planteamientos fundamentales sobre este particular:
“Nadie hace bien lo que
no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente
ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte”.
El ideal del Maestro
Rodríguez se inclina a privilegiar la necesidad de fortalecer las
acciones para garantizar un proceso de enseñanza aprendizaje de
calidad, en el cual se vincule la teoría y la práctica, lo que
demanda una preparación continua en la que se integre la formación
académica con la realidad del entorno. La educación universitaria
juega un papel fundamental en la formación de profesionales que
actúen en correspondencia con la realidad presente de los pueblos.
Otro visionario, el Apóstol José Martí también había planteado:
“La educación ha de ir a donde va la vida. Es insensato que la
educación ocupe el único tiempo de preparación que tiene el
hombre, en no prepararlo. La educación ha de dar los medios de
resolver los problemas que la vida ha de presentar.”[3] Y
refiriéndose a las realidades de los pueblos nuestramericanos se
preguntaba: “¿Cómo han de salir de las universidades los
gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo
rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los
elementos peculiares de los pueblos de América?”.
La trascendencia de estos
juicios cobra singular vigencia en las actuales circunstancias porque
la profundización y perfeccionamiento de la educación universitaria
es un compromiso ineludible para alcanzar el propósito de la
preparación de los profesionales que demanda la sociedad.
Luis Beltrán Prieto
Figueroa ha definido al maestro como “… una persona con
tendencias y aspiraciones, con deseos y pasiones, son esas cualidades
intrínsecas de su personalidad las que condicionan su acción. Si el
maestro no se siente inclinado naturalmente hacia la profesión, si
no hay en él una capacidad de servicio, una determinada preferencia
hacia los otros, entonces ni los conocimientos generales, ni las
técnicas del hacer pedagógico pueden garantizar aquella eficacia de
su acción antes aludida”[5].
Tomando en consideración
estas pautas vitales que expresan lo mejor de la tradición
pedagógica latinoamericana es interés de estos apuntes profundizar
en algunas aristas comprometidas con las peculiaridades en que
transcurre el aprendizaje del profesor asesor en el contexto de la
municipalización de la educación universitaria venezolana.
DESARROLLO
Los modelos de formación
profesional han respondido a diversos paradigmas, tendencias, épocas
y concepciones y han situado las formas en que transcurre el
aprendizaje del individuo en el centro de su quehacer. En la historia
de la formación profesional el modelo conductista de la pedagogía
tradicional ha sido uno de los que ha alcanzado mayor impacto. Basado
en el protagonismo del docente en el proceso de formación ha
privilegiado el carácter tecnicista, mecanicista, memorístico y
reproductivo en los procesos de formación. Este modelo genera pocas
respuestas efectivas a la realidad laboral, organizacional y social
de la República Bolivariana de Venezuela en la primera década del
siglo XXI.
Ello condiciona la
necesidad de una nueva y transformadora visión del proceso de
formación en un marco reflexivo de aprendizaje, de protagonismo del
estudiante en este proceso, de redimensionamiento del papel del
docente como facilitador de la experiencia de enseñanza aprendizaje,
y todo ello, desde una concepción colectiva de fortalecimiento
continuo de la formación del individuo en su entorno social.
Al respecto, se ha
señalado que… “Las tendencias del desarrollo social, económico,
político y cultural del mundo de hoy tienen una gran influencia en
la educación, lo que influye en las transformaciones que se operan
en la misma y a la vez el desarrollo de la educación es cada vez más
un factor decisivo en el desarrollo de los pueblos y de los países.
En esta medida es necesario perfeccionar las concepciones de la
formación y superación de los docentes como principales dirigentes
del proceso pedagógico”[6].
En atención a estos
planteamientos el docente se erige como actor fundamental en la
transformación de la realidad socioeducativa actual para contribuir
de manera efectiva a la verdadera formación profesional integral del
ciudadano. Ello demanda insistir en su preparación de forma
permanente para que pueda responder a tal compromiso.
La formación del docente
es un elemento de continuo debate en los diferentes escenarios de
reflexión sobre la realidad educativa venezolana. Estos debates son
en extremo interesantes en el ámbito de la transformación
universitaria. Las principales ideas que se manejan se encuentran
comprometidas con la necesidad de construir un perfil del docente
venezolano que se imbrique de forma dialéctica y armónica con el
proceso de cambios que se vive en el país desde 1999 con la
ascensión a la presidencia de la República de Hugo Rafael Chávez
Frías. Volver de nuevo sobre la rica tradición pedagógica
venezolana resulta imprescindible para situar las pautas de este
nuevo perfil. Simón Rodríguez señaló:
…“El maestro de niños
debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio
es formar hombres para la sociedad”[7].
…“No hay interés
donde no se entrevé el fin de la acción. Lo que no se hace sentir
no se entiende, y lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y
fijar la atención, son las tres partes del arte de enseñar. Y no
todos los maestros sobresalen en las tres”[8].
Resulta interesante
comprobar cómo la tarea del docente deberá abarcar el proporcionar
herramientas que le permitan al estudiante el desarrollo de la
personalidad para desempeñarse con éxito en su entorno social; para
lo cual resulta imprescindible su formación profesional integral.
Esta apreciación se
sustenta también en los señalamientos de quienes expresan que…“La
educación es el proceso por el cual una persona se perfecciona en su
personalidad. En el proceso educativo la personalidad se enriquece,
se hace más plena y, en este sentido, más diestra. Educar, pues, en
una de sus vertientes principales, es orientar”[9].
Desde la perspectiva
apuntada la actividad docente es considerada como un proceso de
aprendizaje, de autopreparación, que se desarrolla de manera
enriquecida mediante la interacción reflexiva con otras experiencias
docentes que permitan la compresión del desempeño individual.
De ahí que el docente se
constituya en un agente de aprendizaje en su labor de enseñanza;
tarea necesaria en la realidad mundial actual. La visión continua
del proceso de formación en un marco reflexivo permite el desarrollo
individual y colectivo de los ciudadanos en formación; por lo que el
nivel de vinculación, interacción e integración del docente y del
estudiante en el proceso de enseñanza aprendizaje se asienta en una
práctica humanista, dialéctica, reflexiva, investigativa, integral
social y culturalmente de ambos actores del proceso, lo que puede
contribuir en gran medida a alcanzar los fines de la formación de un
ciudadano que promueva la transformación positiva de la realidad.
El docente debe aprender
a conocer y a convivir con sus estudiantes, de modo que logre
transcender sus modos de actuación para lograr una verdadera
transformación de la personalidad del estudiante y para ello debe
estar en continuo aprendizaje.
La UNESCO ha señalado
que …“La docencia de la enseñanza superior constituye una
profesión que se adquiere y se mantiene gracias a un esfuerzo
riguroso de estudio y de investigación durante toda la vida: es una
forma de servicio público que requiere del personal docente de la
enseñanza superior profundos conocimientos y un saber especializado;
exige además un sentido de responsabilidad personal e institucional
en la tarea de brindar educación y bienestar a los estudiantes y a
la comunidad en general así como alcanzar altos niveles
profesionales en las actividades de estudio y la investigación”[10].
La preparación del
docente debe pues responder al medio en el que interactúa y a los
niveles de desarrollo económico, social, cultural, tecnológico y
comunicacional; por lo que el perfeccionamiento de sus habilidades
profesionales pedagógicas para conducir el proceso de enseñanza
aprendizaje, como tarea continua, debe ajustarse a estrategias
efectivas.
Tomando en consideración,
lo señalado por Vigotsky, el aprendizaje debe verse como una
actividad social mediante la cual el individuo asimila los modos
sociales de actividad mediante la interacción. El concepto
vigostkiano parte de situar como elemento clave al “…sujeto
activo, consciente, orientado hacia un objetivo, su interacción con
otros sujetos, sus acciones con el objeto, con la utilización de
diversos medios en condiciones socio-históricas determinadas”[11].
Desde el escenario del
proceso de municipalización de la educación superior venezolana
actual; la actividad social juega un papel determinante en la
enseñanza aprendizaje de los ciudadanos que hacen vida en los
diferentes ambientes universitarios de la Misión Sucre.
El aprendizaje en la
Misión Sucre se desarrolla sobre las particularidades propias del
escenario de municipalización, las cuales deben ser consideradas con
pertinencia por los docentes responsables de la tarea de formación.
Entre estos factores externos que inciden en el proceso de
aprendizaje se destacan:
· Se atiende una
población históricamente excluida, no sólo en el contexto
educativo, sino también en los contextos económico, social,
cultural, entre otros.
· El perfil del
estudiante responde en mayoritaria proporción a hombres y mujeres
con responsabilidad familiar, laboral y personal significativa.
· Muchos de estos
estudiantes han estado desvinculados del escenario educativo por un
período prolongado de tiempo.
En este sentido el
docente de la Misión Sucre tiene la responsabilidad no sólo de
conducir el proceso de enseñanza aprendizaje para la formación de
los nuevos profesionales que demanda el proyecto social venezolano,
sino también de comprender cómo aprender a enseñar en este proceso
de municipalización actual para contribuir de manera efectiva a la
formación del profesional que demanda el país.
…“El Docente es
considerado organizador de experiencias de aprendizaje y mediador, lo
cual exige una amplia formación tanto en su área específica de
conocimiento como en pedagogía y didáctica, con capacidad para
comprometerse con el desarrollo de las competencias y con un alto
interés por consolidar un trabajo académico abierto al entorno,
colaborativo y protagónico”[12].
…“Los
profesores-asesores y profesoras-asesoras son quienes guiarán y
apoyarán continuamente a los estudiantes en su proceso formativo.
Actuarán como consultores de los procesos de formación de los
estudiantes, proponiendo planes de trabajo y situaciones de
aprendizaje, formulando preguntas e incentivando a los estudiantes a
formular las suyas propias, asesorando la búsqueda y selección de
información, brindando su experiencia como acompañantes de los
estudiantes en su proceso de inmersión en las áreas de
conocimiento, las prácticas profesionales y el tratamiento de
problemas”[13].
En el escenario educativo
que se desarrolla en la Misión Sucre el docente es considerado como
profesor-asesor; y se constituye en facilitador y orientador del
aprendizaje del estudiante, proporcionando los instrumentos
necesarios para el desempeño protagónico de este en la adquisición
de conocimientos sobre una disciplina en particular, además de
desarrollar habilidades para la identificación de problemas del
contexto que pueden ser abordados desde su eje de formación mediante
el proceso investigativo para la transformar la realidad del país.
El profesor asesor de la
Misión Sucre tiene el compromiso entonces de direccionar el proceso
de enseñanza- aprendizaje bajo una concepción dinámica, flexible,
humanista, innovadora, creativa, liberadora, desarrolladora y en
consonancia con el perfil de profesional que demanda la sociedad
venezolana para la consolidación de la patria socialista que se
construye en Venezuela.
Los profesores asesores
que imparten clases en muchos de los programas de formación de la
Misión Sucre son profesionales no docentes (con excepción del
Programa Nacional de Formación de Educadores), por lo que no poseen
herramientas efectivas para conducir el proceso de enseñanza
aprendizaje, lo que se refleja en las dificultades actuales que
presenta la formación de los estudiantes para articular el
componente académico, con el investigativo y el laboral.
Esta situación conlleva
a la necesidad de atender un proceso continuo y efectivo de formación
del profesor asesor de la Misión Sucre, no sólo desde una
perspectiva pedagógica, sino también científica, metodológica y
político ideológica, que le permita el reconocimiento de la
actividad social que enmarca el proceso de aprendizaje en este
contexto, y el desarrollo efectivo de la interacción colectiva de la
universidad y la comunidad en la formación del nuevo ciudadano.
Así mismo es de
considerar que muchos de estos profesores asesores para su desempeño
docente en los ambientes universitarios de la Misión Sucre están
expuestos a una serie de factores externos que inciden en su labor y
que, necesariamente deben ser tomados en cuenta:
· Imparten clases en
varios ambientes universitarios lo que condiciona la falta de
interacción efectiva del profesor asesor con los diversos actores de
dicha comunidad educativa.
· Sus condiciones
socioeconómicas son en extremo limitadas.
· Se desempeñan en
espacios geográficos lejanos a su entorno de residencia.
· Tienen compromisos
laborales profesionales en otros espacios que limitan su desempeño
docente educativo.
· Es insuficiente el
incentivo laboral y económico que reciben.
· Existe poca
interacción personal entre los docentes, las autoridades y los
colaboradores en cada ambiente.
Estas particularidades
del profesor asesor de la Misión Sucre le confieren al trabajo
metodológico una importancia vital como vía para promover su
aprendizaje y preparación.
La visión del trabajo
metodológico en la actualidad debe responder de manera efectiva a la
relación esencial de la escuela y la comunidad, por lo que la
orientación del trabajo docente no puede desvincularse de la
práctica social para conducir el proceso de enseñanza aprendizaje.
En este sentido, el
trabajo metodológico puede considerarse como un proceso sistémico
de dirección de actividades destinadas a perfeccionar el proceso
docente-educativo en la educación universitaria venezolana,
fundamentado en la preparación y formación continua del profesor
asesor en las dimensiones político-ideológica,
pedagógico-metodológica y científica, para el desempeño eficiente
de sus funciones individuales y colectivas: la conducción con
calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en articulación
efectiva con el proyecto curricular institucional y la realidad
sociolaboral del estudiante.
En razón de ello, para
dirigir eficientemente el proceso pedagógico se debe dinamizar el
objetivo, contenido y métodos del trabajo metodológico valiéndose
de medios y formas de enseñanza que van de la mano con las
condiciones del trabajo político-ideológico,
pedagógico-metodológico y científico requerido para elevar la
calidad del proceso de enseñanza aprendizaje en consonancia con la
necesidad de formación del nuevo ciudadano.
CONCLUSIONES
· La experiencia de
formación de los profesores universitarios en Venezuela ha estado
condicionada históricamente y se ha caracterizado por ser empírica
e individual. Ello resulta incongruente con el nuevo proyecto social
que se lleva a cabo en el país el cual demanda como fin la formación
integral del ciudadano. Se impone entonces la construcción de un
modelo para la formación permanente del profesor universitario que
tome en cuenta, además, las demandas que le impone el proceso de
municipalización de la educación universitaria venezolana.
· El profesor asesor que
labora en los diversos programas de formación que transcurre en los
ambientes universitarios de la Misión Sucre, desarrolla su actividad
pedagógica sobre la base de su visión individual del proceso,
desvinculándose en gran medida de los elementos característicos de
la municipalización y de la direccionalidad del proceso educativo en
este escenario.
· En este contexto, el
aprendizaje de los profesores asesores de Misión Sucre ha sido
autodirgido, y responde en gran medida al modelo de formación
adquirido en su profesionalización en pregrado, lo que conlleva a
una práctica pedagógica arraigada en la visión tradicional de la
enseñanza que no se corresponde con el modelo de profesional
concebido desde la educación universitaria municipalizada.
BIBLIOGRAFÍA
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- Aspirante de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
- **Doctora en Ciencias. Profesor Titular. Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”. La Habana, Cuba.
- [1] Rumazo, A. (2008). Ideario de Simón Rodríguez. Ministerio de Poder Popular para la Educación Superior, Consejo Presidencial Moral y Luces, Caracas Venezuela, p. 26.
- [2] Rumazo, A. (2008). Ideario de Simón Rodríguez. Ministerio de Poder Popular para la Educación Superior, Consejo Presidencial Moral y Luces, Caracas Venezuela, p. 79.
- [3] Martí, J. (1975): Obras Completas, Tomo 22, Fragmentos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, p.308.
- [4] Martí, J. (1975): Obras Completas, Tomo 6, Nuestra América, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, p.17.
- [5] Prieto Figueroa, Luis Beltrán (1978). El Maestro Cómo Líder”. Fundación Luis Beltrán Prieto Figueroa. Ministerio de Educación y Deportes, Caracas 2006, p.124.
- [6] Achiong, G. y Plá, R. (2007). Concepción didáctica de la formación de competencias profesionales del docente en condiciones de universalización. Universidad Pedagógica “Manuel Ascunce Domenech” – Ciego de Ávila. Pedagogía 2007 p.33.
- [7] Rumazo, A. (2008). Ideario de Simón Rodríguez. Ministerio de Poder Popular para la Educación Superior, Consejo Presidencial Moral y Luces, Caracas Venezuela, p. 27.
- [8] Rumazo, A. (2008). Ideario de Simón Rodríguez. Ministerio de Poder Popular para la Educación Superior, Consejo Presidencial Moral y Luces, Caracas Venezuela, p. 62.
- [9] Acosta, R. y Alfonzo, J. (2008). La Universalización de la Universidad Pedagógica: Una experiencia cubana. Instituto Superior Pedagógico “Rafael María de Mendive” Pinar del Río, Cuba Julio, 2008, p. 55.
- [10]UNESCO. Actas de la Conferencia General. 29ª reunión, París. 21 octubre – 12 noviembre 1997. Volumen 1. Resoluciones. 11- Recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior. p. 29 – 38.
- [11] Acosta, R. y Alfonzo, J. (2008). La Universalización de la Universidad Pedagógica: Una experiencia cubana. Instituto Superior Pedagógico “Rafael María de Mendive” Pinar del Río, Cuba Julio, 2008, p. 31.
- [12] Viceministerio de Políticas Académicas del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria de Venezuela. (2005). Políticas y Lineamientos Curriculares para los Programas Nacionales de Formación de la Misión Sucre. Caracas 2005, p. 4.
- [13] Fundación Misión Sucre (2004). Municipalización de la Educación Superior en Venezuela. Documento 3, Caracas Venezuela, p. 5
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