EL
VICEMINISTERIO DE LA SUPREMA FELICIDAD, COCA COLA Y LA CAJITA FELIZ
DE MCDONALD'S
Luigino
Bracci - www.aporrea.org
29/10/13 -
www.aporrea.org/actualidad/a175980.html
Que los mismos chavistas
y gente de izquierda nos burlemos del nombre escogido para el nuevo
Viceministerio para la Suprema Felicidad, es algo normal. Somos
venezolanos, jodedores, criticones, y simplemente era inevitable que
nos burláramos de tan pintoresco nombre. El propio Maduro debió
escogerlo pensando en el inevitable chalequeo que se formaría al
respecto, que nos haría más felices de lo normal con las
ocurrencias que tendríamos sobre el mismo.
¿Cómo obtener un
certificado que determine si eres Supremamente Feliz? ¿Habrá que
pagarle a un gestor? ¿Habrá que sobornar a alguien? ¿Habrá que
ponerse a ver miles de horas de Stand-Up Comedy? Tal vez no. Tengo
numerosos panas que andan chochos de la felicidad con sus hijos
recién nacidos; supongo que estos bebitos son sus gestores y
tramitadores de ese certificado. O la novia de un joven enamorado, o
la mamá que alguien extraña luego de pasar meses sin verla. Gestos
pequeños, como ayudar a una adulta mayor o ver que el trabajo
voluntario que hiciste mejoró la vida de muchas personas. Todos
somos "gestores" del Viceministerio en la medida que
contribuyamos en mejorar esta sociedad... es decir, que seamos más
felices.
Pero, ¿saben qué es
triste? Ver a un escuálido burlarse del nuevo Viceministerio,
diciendo que un gobierno se ve ridículo usando la palabra
"felicidad".
Eso lo podríamos
argumentar quienes criticamos la industria publicitaria, motivados
por las charlas del profesor Roberto Malaver, quien explica que dicha
industria en la actualidad ya no se enfoca en presentar productos,
sino en manipular nuestras emociones para hacernos creer que la única
forma de alcanzar la felicidad es comprando dichos productos. Muchos
se niegan a analizar esto y, lejos de rechazar la industria
publicitaria, se dejan manipular por ella.
Coca Cola es reconocida
no sólo como un refresco, sino como un símbolo del capitalismo
estadounidense. ¿Qué es lo que vemos en cualquier comercial de
Coca Cola? Aquí hay uno, llamado "Coca Cola Happiness Machine"
(la Máquina de la Felicidad Coca Cola): básicamente una
dispensadora se vuelve loca y empieza a regalar botellas de
refrescos en un comedor universitario. Los jóvenes "alcanzan la
felicidad" al tener muchas botellas de Coca Cola.
Así son la gran mayoría de los comerciales de esta empresa.
La Máquina de la
Felicidad
En Latinoamérica, Coca
Cola ha hecho su propia versión, con el llamado "Camión de la
Felicidad de Coca Cola". Todos hemos visto en la televisión por
cable, cuñas de un niño que dice estar muy orgulloso de su papá,
que trabaja conduciendo un camión rojo de Coca Cola llevando
botellas a todo el mundo. Y el comercial termina con el mensaje: "Mi
papá maneja un camión rojo, pero también reparte felicidad".
Estos comerciales se
regionalizan, y el camión va por cada país latinoamericano
repartiendo "felicidad", que en el caso de esta empresa se
traduce en globalización, caries, diabetes,obesidad, privatización
del agua, explotación de nuestros recursos y sindicalistas
asesinados. Pero obviamente no veremos nada de eso en dichos
comerciales, ni en ninguno de los medios de comunicación que son
patrocinados por la transnacional.
En esta versión del
comercial, llamada "El Camión de la Felicidad de Coca-Cola:
Caracas" los técnicos de mercadeo ponen su camión a recorrer
la capital venezolana regalando refrescos. "El Ávila fue
testigo de la llegada de un camión lleno de felicidad", dicen.
¿Y adivinen qué vemos? Gente haciendo cola para que le regalen un
refresco.
Cuando la gente hace cola
en un Mercal o en un punto de la Misión Identidad, nos dicen que es
algo "reprochable, absurdo y propio de regímenes comunistas",
pero cuando la gente hace cola para tener un refresco, lo hace "para
ser feliz". Coño Coca-Cola, ¡no me jodas!
Un amigo en Twitter nos
señala otro ejemplo aún más grave y peligroso: la Cajita FELIZ de
McDonald's. Un producto hecho expresamente para que niños y niñas
de corta edad se conviertan en adictos a la comida chatarra,
chantajeándolos con un juguete hecho en el sureste asiático balo
las más terribles condiciones de explotación laboral.
Seducen a los niños con
comerciales chistosos de personajes animados en formas de cajitas,
con las peloticas de colores que pueden encontrar en estos locales y
con el payaso amarillo símbolo de esta franquicia, para llenar a
nuestros niños de obesidad infantil, pero para ellos eso es
"Felicidad".
Otros ejemplos que
recordamos son las publicidades de Belmont, una conocida marca de
cigarrillos venezolana del Grupo Bigott. Muchachas hermosas y jóvenes
felices disfrutando en una playa; generalmente ninguno porta
cigarrillos, pero todos son "felices". El anuncio te da a
entender que, si fumas Belmont, serás tan "feliz" como
ellos. No importa si unos años después desarrollas cáncer de
pulmón.
Puedes pasar horas y
horas viendo comerciales de Coca Cola en Youtube, y en todos verás
lo mismo: tratarán de convencerte de que, si compras mucha Coca
Cola, alcanzarás la felicidad. ¿Tiene esto algún sentido? No. Es
una vulgar manipulación de nuestras emociones. Pero nunca he visto a
nadie en la derecha burlarse de esos comerciales de Coca Cola que
intentan convencernos de que "seremos felices" si
consumimos abundantemente esta bebida llena de azúcar y agua
carbonatada.
El Viceministerio de
nombre gracioso se encargará de supervisar y mejorar los planes
sociales iniciados por el gobierno de Hugo Chávez, que él llamó
"Misiones". Estos planes enseñaron a leer a millones de
personas, trajeron a decenas de miles de médicos cubanos para
impartir salud primaria gratuita, se encargan de distribuir cientos
de miles de toneladas de comida todos los meses, operan de la visión
a miles de personas con cataratas y un sinfín de etcéteras.
Podemos discutir si el
nombre del Viceministerio es apropiado o no. Podemos reírnos del
tema. Pero reconozcamos algo: Este gobierno ha hecho mucho más por
la felicidad de millones de personas, de lo que hacen las fábricas
de refrescos cuyos comerciales llenos de supuesta "felicidad"
raras veces son cuestionados.
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